A principios de año, me encontraba pasando unos días en la provincia de Zamora. Tenía una tarde libre y la aproveché para acercarme al complejo lagunar de Villafáfila. En aquel momento, había escasez de agua y poco movimiento de aves.
Tenía pendiente localizar algún grupo de Buhos campestres y a ello dediqué el tiempo. Hasta ese momento, había observado varios efectivos de esta especie en solitario, incluso migrando por mar, pero…, no había tenido las oportunidad de ver una de esas concentraciones que se dan de vez en cuando. Esta vez hubo suerte. Pude localizar más de veinte ejemplares, en un radio de acción relativamente cercano.
ASIO FLAMMEUS / LECHUZA-BUHO CAMPESTRE
El plumaje de esta rapaz, difiere de unos ejemplares a otros, pero en general, es de tono ocráceo, más oscuro en el dorso que en la parte ventral, con barreado y manchas, que lo hacen muy críptico. Es increíble su habilidad para ocultarse en la vegetación. Aun estando muy cerca, hay que aguzar mucho la vista para localizarlas. Además, confían mucho en su camuflaje y a no ser que se pase muy cerca de ellas, no remontan el vuelo.
A diferencia de otros miembros de su familia, estas lechuzas son parcialmente diurnas y se desplazan de un lugar a otro en función de la disponibilidad de alimento, desapareciendo cuando este escasea. Resulta muy beneficiosa para el campo, ya que entre su dieta se encuentran, mayoritariamente, pequeños mamíferos como los ratones de campo, musarañas y topillos. Los caza generalmente de noche, aunque también es posible divisarlos cazando en horas crepusculares.
No tiene ningún sentido, por tanto, que ni agricultores ni cazadores depreden
sobre ellos, ya que, de esta y otras especies de aves depende, mantener el
equilibrio poblacional de estos roedores, de forma natural. Algo especialmente
indispensable en determinados años de “explosión demográfica”, como suele
ocurrir en Castilla-León con los topillos de campo.
ASIO FLAMMEUS / LECHUZA-BUHO CAMPESTRE
Este ejemplar, oculto en la rastrojera, y muy cercano a un camino parcelario, trataba de aprovechar la escasa vegetación para ocultarse. Situado frente a mi, me miraba fijamente con sus hipnotizantes ojos amarillentos, enmarcados en su antifaz oscuro. Estaba alerta, pero no parecía asustado. A los pocos segundos se fue relajando y ya miraba para todos los costados. No suponía un peligro para el. Claro que toda la escena se desarrolló sin salir del vehículo. Como siempre, el mejor hide posible. Despues de tomar unas imágenes, fui pisando suavemente el acelerador para alejarme lentamente.
ASIO FLAMMEUS / LECHUZA-BUHO CAMPESTRE
Llegando al ocaso, todavía tuve oportunidad de divisar algún ejemplar que recortaba su silueta en el horizonte, con las últimas luces del atardecer. El silencio iba inundando el campo y la temperatura descendía por momentos. Pero allí, perdido en medio de la nada y rodeado de un paisaje de horizontes sin fin, me costaba despedirme de estas fascinantes lechuzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario