Habiendo permanecido en la Sierra
de la Culebra, casi la totalidad del mes de septiembre, no iba a desaprovechar
la ocasión para disfrutar de la berrea del ciervo.
Solo llovió cuatro días durante
ese mes, lo que resultaba insuficiente para abastecer el sediento campo. Pero
al menos, alivió la pertinaz sequía que venía padeciendo.
Amanece en el monte. Pronto
llegarán las primeras luces del día que irán calentando la mañana, pero ahora, todavía
entre dos luces, la silueta del venado se recorta sobre el matorral, con el
fondo de las nieblas bajas que inundan el bosque.
De pronto, un sonido gutural, un
bramido bronco y prolongado retumba en el monte: es el celo del ciervo rojo, es
… la berrea. Uno
de esos espectáculos naturales y mágicos que se pueden observar en la Sierra
zamorana.
Aunque ya a primeros de
septiembre comenzaron a oírse los primeros escarceos, no fue hasta los últimos
días del mes y primeros de octubre, cuando llegó a su apogeo.
Para garantizar el futuro de la
especie, los ciervos machos pelean por los mejores territorios y por la hembras
en ellos establecidas. Braman para hacerse notar y concentran el mayor número
de hembras, para aparearse. En cuanto se presenta algún competidor, tratan de
rechazarlo con peleas rituales en las que utilizan su cornamenta.
Una vez reunidas las hembras, el
macho las cubre. Aproximadamente ocho meses después nacerán los nuevos
cervatillos.
La Reserva de Caza de la Sierra
de la Culebra se creó en 1973, como Reserva Nacional de caza. En 1996 pasó a
denominarse Reserva Regional de caza y es de titularidad de la Junta de
Castilla y León.
El ciervo se extinguió en la
Sierra por la sobrecaza, en el primer tercio del siglo XX. En 1972 comenzó un
programa de reintroducción como especie cinegética, con ejemplares traídos, en un principio, de Jaén y de los Montes de Toledo. Estos venados pesaban
alrededor de 130-140 kgr. Ahora, transcurridos casi 50 años, los machos pueden
rebasar ampliamente los 200 kgr. Por ello la zona tiene fama de tener los
mejores trofeos de la Península, en régimen abierto.
El lobo ha compartido desde
siempre este territorio con ciervos, corzos o jabalíes, sobre los que depreda.
Aunque la guardería lleva a
cabo labores de “caza selectiva” o “control poblacional”, parece ser que es, en buena parte, la
presión predadora constante del lobo sobre ejemplares debilitados o enfermos,
lo que ha conseguido mejorar la especie.
Si no has escuchado nunca la
berrea, procura no perdértela. Y es de noche cuando más impresiona. Desde los
mismos pueblos de la Sierra, ya bien entrada la noche, no hay más que abrir la
ventana o salir a las balconadas y dejarte sobrecoger por el sonido que emiten
estos bellos ungulados.
Agradezco a mi sobrino Dennis, la aportación de distintas imágenes para esta entrada.
Bibliografía: Relaciones entre lobos y ciervos en la Sierra de la Culebra (J.L. Vicente, M. Rodriguez y J. Palacios)
Gracias por tu comentario, Agnes
ResponderEliminarUn saludo
Alfredo
Madre mía la última fotografía...preciosa y el ciervo imponente. Enhorabuena a tu sobrino ya ti. Un saludo.
ResponderEliminarSi, si. Dennis está aprendiendo rápido y está consiguiendo imágenes excelentes. Gracias por tu comentario, Jose.
ResponderEliminarUn saludo
Alfredo