Si decidimos dar un paseo montañero cerca de la costa guipuzcoana, en estas primeras semanas de la primavera, es bastante probable que nos sorprenda un singular e insistente sonido a modo de chicharra, que brota del interior del espeso matorral: es la Buscarla pintoja.
Ave tímida y esquiva, se mueve entre espinos, argomas, y por el suelo, donde se protege entre las altas hierbas.
No obstante, aunque es muy escondediza, no por ello rehuye la presencia del hombre. De hecho, el matorral donde decida pasar la temporada de reproducción, puede situarse perfectamente a la vera de trochas y veredas, en ocasiones muy transitadas por senderistas y excursionistas. Eso sí, el ave permanecerá en el interior del ramaje, perfectamente camuflada, y tratará de pasar desapercibida. A ello ayudarán, los tonos de su plumaje, verdeoscuro-amarillento, con moteados/rayados parduzcos.
LOCUSTELLA NAEVIA / BUSCARLA PINTOJA / BENARRIZ NABARRA
Esta timidez se romperá únicamente al inicio de la época de celo, cuando los machos, henchidos de amor, se mostrarán al descubierto. Buscará entonces, los posaderos preeminentes, e iniciará su insistente y chicharreante llamada. Esta vez, a pesar de haber oído varios ejemplares, no ha sido posible obtener imágenes reclamando. Ya habrá ocasión.
La Buscarla pintoja es un ave estival que se distribuye como nidificante por la franja cantábrica, siendo especialmente abundante en tramos costeros de Asturias y País Vasco.
LOCUSTELLA NAEVIA / BUSCARLA PINTOJA / BENARRIZ NABARRA
Las imágenes, obtenidas en el Biotopo de Iñurritza (Zarautz-Aia), son del mismo ejemplar. Fue a última hora de la tarde, en una de las zonas querenciosas para la especie. En esta última imagen, se encaramó a la zona de espinos donde había permanecido unos minutos y desde allí, voló ladera abajo.
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