Esta Semana Santa, he pasado varios días de vacaciones en la provincia de Zamora. Hay que atender las responsabilidades familiares, pero también pude hacer alguna escapada al campo.
Las aves estivales más madrugadoras ya han llegado, y dan vida y color a un campo que comienza a mostrar sus mejores galas, a pesar de estar algo falto de agua para la época.
El tiempo se ha mostrado espléndido, típico primaveral, con mañanas y tardes frescas, y las horas centrales del días con temperaturas rondando los veinte grados. ! Una verdadera gozada !
Me he movido por el entorno de la Sierra de la Culebra, y una de las primeras aves que divisé fue esta Collalba gris. Solitaria, por lo que pude comprobar en los siguientes días, guardaba el territorio, mientras esperaba la llegada de la pareja. Solo he observado tres ejemplares en estos cinco días. El resto de congéneres irán llegando en el transcurso de este mes.
COLLALBA GRIS
En un sauce cercano a un pequeño manantial, jugueteaba una pareja de Herrerillos capuchinos, que llamaron enseguida mí atención. Suelen preferir los pinares, pero, en esta ocasión, probablemente buscaban arañas e insectos cerca del pequeño humedal.
HERRERILLO CAPUCHINO
En la misma sauceda, se encontraba este pimpante Agateador. Como en el caso de los Herrerillos, suelo encontrarlo con asiduidad en bosques de pinos y robles, pero esta vez, hacía compañía a la pareja de páridos de cresta triangular.
AGATEADOR EUROPEO
Recorriendo las pistas que ha dejado la concentración parcelaria, me topé con este Escribano soteño macho. A la vera del camino, reposaba a última hora de la tarde.
Ave fundamentalmente residente, el macho luce, en estos primeros días de la primavera, un llamativo babero negro en la garganta y antifaz del mismo tono. El plumaje, un crisol de vistosos colores.
ESCRIBANO SOTEÑO
El chillón es un gorrión bien distribuido en la Península, pero no llega a la franja norte donde resido habitualmente. Por eso, a pesar de ser una especie relativamente común en otras zonas , lo busco con interés.
Unas listas blanquecinas muy marcadas por encima de los ojos y la mancha amarilla bajo la garganta, son algunos de los rasgos para identificarlos. El de la imagen, reposaba en el cumbrero de una casa rústica del pueblo de Cional.
GORRIÓN CHILLÓN
Recorriendo la Sierra, fui a dar con un edificio abandonado de una antigua estación del ferrocarril, donde se ha instalado una pequeña colonia de Aviones roqueros.
Esta golondrina de hábitos rupícolas, es la única sedentaria en la Península. No obstante, dependiendo de los rigores invernales suele realizar pequeñas migraciones parciales a los valles y zonas húmedas con mejor climatología.
En los primeros días de abril, ya han iniciado la construcción de su nidal, muy parecido al de sus primas,las Golondrinas comunes.
AVIÓN ROQUERO
Al lado de la misma construcción, localicé una pareja de Golondrinas dáuricas. Esta especie es de procedencia africana y asiática, aunque se fue extendiendo por la Península durante el pasado siglo XX. y está en franco crecimiento.
Su rasgo más característico es la nuca y la cara anaranjada, y el obispillo del mismo color, que las diferencia claramente de las Comunes.
GOLONDRINA DÁURICA
El monte bajo de la Sierra de la Culebra, compuesto por brezos, argomas, jaras y retamas, es muy propicio para distintos tipos de currucas. Mostramos aquí a dos de las más ubicuas: la Rabilarga, de hábitos sedentarios, aunque efectúe ciertos movimientos dispersivos…
CURRUCA RABILARGA
…y la Carrasqueña, migrante transahariana, a la que sorprendimos en una florida argoma, denominadas toixos en esta zona del noroeste de Zamora. En esta imagen frontal destacan sus bigoteras blancas.
CURRUCA CARRASQUEÑA
Las Cigüeñas hace tiempo que comenzaron con la reproducción, y algunas ya incuban celosamente sus huevos, a resguardo de cualquier predador.
Este enorme zancuda es muy gregaria. Las que vemos en la imagen, pertenecen a nidos situados en las afueras del término de Villardeciervos, donde conforman una pequeña colonia.
CIGÜEÑAS COMUNES
También he podido disfrutar de las rapaces más comunes de la zona, como Milano negro, Aguilucho pálido y Cenizo, Gavilán, Busardo ratonero, Cernícalo común, Aguila culebrera, Alcotán…. Es fácil divisarlas en las horas centrales del día, aprovechando las térmicas. Las orillas del pantano de Valparaiso, son un espléndido observatorio para localizarlas.
AGUILILLA CALZADA
Mención aparte merecen los Milanos reales. Pude ver a varios de ellos durante el día, pero supuso para mí una pequeña sorpresa el hecho de que todavía utilizaran un dormidero invernal. El día 1 de abril pude contabilizar 22 efectivos, aunque probablemente hubiera alguno más.
MILANO REAL
Esta rapaz de tamaño mediano, ha visto reducida su población de forma alarmante en los últimos años. La especie se encuentra incluida en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “En peligro” y aparece declarada como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Por la situación delicada de la especie,, omitiré detalles sobre el mencionado dormidero.
MILANO REAL
Y hasta aquí el recorrido por algunas de las aves que he podido observar estos días por la Sierra de la Culebra. Es solo una muestra de la riqueza ornítica de la zona.
Por último, haré mención a un acontecimiento natural que se produce en esta época del año: el desmogue del Ciervo rojo (Cervus elaphus), el cérvido más populoso de la Sierra.
Desde mediados de marzo los machos de esta especie están soltando la cuerna. Y digo cuerna a propósito, porque no es lo mismo que cuerno. La diferencia está en que la cuerna se cae, como en el caso de los ciervos, corzos y otros cérvidos, y los cuernos no, cual es el caso de vacas, cabras, ovejas, etc.
VENADOS EN EL TERMINO DE CIONAL
Si encontramos alguna cuerna, conviene dejarla en el monte, ya que otros animales, especialmente los jabalís, pero también los propios ciervos, las roeran o chuparan. De esta forma, les aportaran nutrientes como calcio y sales minerales, muy necesarios, en el caso de los venados, para la reconstrucción de su futura cuerna.
Como se aprecia, esta cuerna ha perdido una punta, algo habitual en las disputas, sobre todo durante la berrea. No obstante, mantiene la luchadera, primera punta más cercana a la roseta, que es por donde se desprende la cuerna.