Inauguramos el año, mostrando algunas de las especies que se están observando en los últimos días por San Sebastián. Apenas se han producido temporales durante el otoño, pero ya han ido llegando algunas invernantes.
Comenzaremos por los láridos más comunes, como las Gaviotas patiamarillas, que nos acompañan todo el año. Ellas y las Gaviotas reidoras son las que dan vida en el día a la ría del Urumea, y atraen, con su presencia, otras especies más raras. Aquí tenemos un ejemplar de 1º invierno, anillado en Guipuzcoa, con la anilla Roja (5R4 G).
Aquí mostramos un ejemplar adulto, que contrasta con el anterior. Anillado en el monte Ulía, San Sebastián, en junio de 2008, ha deambulado por la costa guipuzcoana y bizkaiana en los últimos años.
Al no darse condiciones adversas, las Gaviotas sombrías, tipicas migradoras, se han acercado en escaso número por muestra costa. A pesar de ello, vamos viendo distintos individuos, como este, observado hace dos días, de 2º invierno. Portaba anilla metálica, que no pude leer. Con toda probabilidad, ha perdido la de color, de lectura a distancia.
Cada vez se observan más Gaviotas argénteas. Tanto en paso, como invernantes, en la ría del Urumea. Puede ser por el incremento de sus poblaciones en Europa, pero también, porque cada vez estamos más atentos a su presencia, y poco a poco vamos identificándolas correctamente.
Mostramos a continuación, dos efectivos de 1º invierno. Vemos que cumplen los rasgos generales: pico bicolor, muda de la pluma en manto y escapulares de un azul muy claro, coberteras con grandes zonas de blanco y escotaduras, proyección de las primarias cortas (sobresalen poco de la cola), patas rosáceas…
No obstante, para ratificar la identificación, mejor comprobar la ventana en las primarias internas. Aquí un ala tapa a la otra, pero se perciben nítidamente la ventana de P4 a P6, que son las que quedan al descubierto.
La siguiente imagen corresponde a uno de los dos ejemplares de 4º invierno que invernan en la ría. Es fácilmente identificable, especialmente por el tono azul claro del plumaje y sus patas rosáceas. Aprovecha con profusión las farolas del puente de Mª Cristina, que utiliza como torre vigía para controlar la ría. En la otra imagen se sitúa en otro de sus posaderos favoritos.
No suele ser habitual que los Gaviones se adentren por la ría del Urumea, especialmente si no son jóvenes. Este mocetón impresionaba al atardecer con su presencia, por la zona del cuarto puente. Es un ejemplar que ha siso visto en varias ocasiones, por lo que es más que probable que inverne en la zona.
Aunque inicialmente era habitante de las montañas, hace tiempo que lo localizamos en entornos urbanos. Este Colirrojo tizón busca su alimento entre los bloques pétreos y las rocas de la desembocadura, donde es asiduo.
La Lavandera cascadeña es especie ligada al medio acuático. Esta estilizada y bella motacilla, es fácilmente reconocible por su larga cola y los tonos contrastados de su plamaje. Aquí la vemos en el lecho de la ría.
Inconfundible en su posadero, el Cormorán grande es un habitual en las riberas del Urumea.
Algo más esquivo, el Cormorán moñudo aparece en distintas zonas del entorno marítimo. Puede ser en el Paseo Nuevo, en la desembocadura de la ría o como en este caso, frente del Muelle Sur portuario, donde tiene cazadero habitual.
Este año han llegado algo más tarde a su cita de invernada. Primero fue uno. Luegos dos. Actualmente son cuatro los Correlimos oscuros que se mueven por la escollera de bloques, al inicio del Paseo nuevo.
A pesar de la bonanza del tiempo, ya han llegado a la Bahía de la Concha dos Alcas comunes. Una de ellas he permanecido varios días, utilizando el interior del recinto portuario, para alimentarse y descansar.
A la vez que las Alcas, llegaron dos Colimbos grandes que llevan más de una semana entre nosotros. Han estado moviéndose entre la Bahía y el interior del Puerto refugio. Como se ve, se trata de un joven y un adulto.
Estos dos ejemplares han brillado con luz propia en el Puerto donostiarra. Pero con ellos nos extenderemos en la próxima entrada…