Comentaba hace escasos días que a mediados de octubre iban recalando las primeras grullas, en lugares relativamente próximos a Gipuzkoa (San Martin de Seignanx). Era la avanzadilla de lo que estaba por llegar.
Es precisamente entre últimos de octubre y primeros de noviembre cuando suele darse la gran oleada. Miles de Grullas atravesando los pasos más querenciosos para la especie. En este caso por el Pirineo occidental, cerca ya de la costa.
Con interés por observar la migración, el sábado día 31 de octubre, me acerqué por el alto de Lizarrieta, en Etxalar (Navarra) situado a 431 m. sobre el nivel del mar, y que hace de muga con Francia.
Al fondo en el centro el puerto de Lizarrieta, visto desde Sare. A la derecha el col Ibantelli.
Estas últimas montañas del Pirineo, con sus suaves colinas, permiten que grandes contingentes de aves, las atraviesen año a año en su periplo migratorio.
Nada más llegar, me dí cuenta que las aves no iban a pasar por Lizarrieta ese día. Aunque amaneció espléndido, con 20ª C a las 8:00 de la mañana, en aquellas cumbres el viento azotaba con rachas violentas y sostenidas.
En el lugar se encontraban los ornitólogos de la LPO francesa, haciendo los conteos de aves que vienen realizando desde hace años. Me comentaron que el día anterior había estado igual de ventoso, y apenas habían pasado algunas aves menudas.
Estuve allí un rato, haciéndoles compañía. El tiempo suficiente para observar que hacia el noreste, en los valles franceses, a unos 3 km. en línea recta, había grandes bandos de Grullas, intentando avanzar sin conseguirlo. Desde allí estimamos unas 3000 Grullas.
En cuanto ví la escena, abandoné el collado y me dirigí al valle. No hubo problema en localizarlas, porque su escandaloso griterío no pasaba desapercibido.
Apenas avanzaban un kilómetro, se daban la vuelta. Volvían sobre sus pasos, y lo intentaban a diferentes alturas y con numerosas y variadas formaciones.
Algunos bandos lograban enfilar el valle, no sin grandes esfuerzos, encaminándose hacia el Baztán. Pero el grueso del gran grupo, no lograba atravesar la cortina de viento.
En el tiempo que estuve allí, fueron llegando nuevos y nutridos bandos a la zona. Llegaban muy altas, pero descendían de nivel y se unían a las allí congregadas.
En el momento máximo, estimé unas 5000 Grullas. ! Un espléndido espectáculo natural !
Giraran sobre si mismas, subían una térmica, lo volvían a intentar, y así una y otra vez. Hasta que por fin por la tarde, amainó el viento y pudieron dirigirse al valle del Baztán. Ese fin de semana, contabilizaron 40.000 grullas atravesando Navarra. Un récord para la provincia.
Observé el espectáculo sobre suaves lomas, aprovechando las palomeras (construcciones en altura instaladas por lo cazadores) que, a esa hora ya las habían abandonado). La primera que utilicé aparece en el centro de la imagen, por delante del bosquete.
Desde que llegué al puerto, estuve viendo Grullas durante cuatro horas y media. ¡¡ Un incontenible éxtasis grullero ¡!
Para hacer, por decirlo así, más vivas las sensaciones, dejo un vídeo de poco más de dos minutos.
Wow!!!!!
ResponderEliminarHola Germán,
ResponderEliminarCon tu expresión ya lo has dicho todo. Gracias.
Un saludo desde Donosti.
Alfredo
Fotos y video alucinantes, Alfredo. Comprendo tu éxtasis.
ResponderEliminarUn abrazo - Kirsten
El número de Grullas no era espectacular, Lo emocionante es que tuve unos 5000 ex., cuatro horas y media, por encima de mi cabeza. Gracias por tu comentario, Kirsten.
ResponderEliminarUn abrazo
Alfredo
Vaya maravilla. Una pasada. Un saludo.
ResponderEliminarHe observado mayor número de Grullas, por ejemplo, sedimentadas en Gallocanta o en Arjuzanx. Pero era otra cosa. La sensación de ida y vuelta continua de estas aproximadamente 5000 sobre mi y durante tanto tiempo, ha sido, como describes, una verdadera pasada.
ResponderEliminarGracias Jose, por tu comentario
Un saludo desde Donosti
Alfredo