Aunque se trata de una rapaz muy extendida, el Cárabo es más común en la zona norte de la Península, en especial en hábitats con arbolado maduro. De hábitos nocturnos, su característico ulular, triste y lastimero, se ha asociado desde antaño con la mala suerte y la muerte. Como en otras rapaces nocturnas, este tipo de supercherías están muy arraigadas. Solo la educación y el conocimiento, pueden hacer que poco a poco se vayan desterrando estas viejas creencias.
En sus paseos por la campiña irunesa, Víctor Marugán localizó un territorio habitado por una pareja de Cárabos. Como suele ser habitual, su nido estaba situado en el tronco de un árbol añoso, en este caso, un viejo cerezo.
Los pequeñuelos asomaban por la vieja tronca, en busca del calor que desprendían los últimos rayos de sol que inundaban la tarde. En alguna de las magenes,se percibe a uno de los adultos, dormitando tras una de las crías.
Con el paso de los días, los polluelos fueron saliendo tronco arriba, desplazándose por las ramas, hasta situarse en las más altas. El bosquete está conformado por distintas especies arbóreas, como plataneros, cerezos, fresnos… pero, por el motivo que fuere, tenían querencia por los robles. Allí se mimetizaban perfectamente entre el follaje, a la espera de que sus progenitores acudieran a alimentarles.
STRIX ALUCO / CARABO COMÚN / URUBI ARRUNTA
Disponen de un cuello tremendamente flexible, lo que les permite girarlo casi completamente, de manera que pueden seguir la pista de cualquier merodeador que se mueva en su derredor.
Los moteados y barreados de su plumaje hace que sean muy miméticos. En este caso son más bien grises, pero pueden presentar gran variabilidad en cuanto al color, ya que pueden tener también tonalidades rojizas o marronáceas.
Es un ave residente, muy fiel a su territorio. Incluso cuando los nuevos retoños sean obligados a dispersarse, no lo harán más que unos pocos kilómetros de su lugar de nacimiento.
En este caso, el territorio está situado en una zona muy transitada, estando habituados al paso de personal y al ruido ocasionado por todo tipo de vehículos. Aun así, como se puede ver, no han tenido ningún problema para sacar adelante a su prole. Tres hermosos retoños que llenan de vida la campiña irunesa.
Una especie siempre difícil de ver y localizar por frecuente que pueda ser. Muy bien la entrada con una amena crónica y muy chulas las fotos
ResponderEliminarun saludo
Javi
Efectivamente, Javi. Los Cárabos son bastante comunes en nuestro territorio. No es difícil oírlos pero, verlos, resulta algo más complicado. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarUn saludo
Alfredo