En los últimos días del mes de diciembre, he realizado varias visitas al entorno de la desembocadura del río Adour, en el sudoeste francés, a unos 50 km. de San Sebastián.
Han sido varios los motivos para acercarme hasta allí. Por un lado la aparición de dos rarezas: un Charrán bengalí en la misma desembocadura, y una Collalba desértica que se mueve en las dunas cercanas. A estas dos especies, hay que añadir también la presencia de una Gaviota cana, que se mueve por la zona.
Pero además de estas estrellas del momento, ambos lados de la ría ofrecen la posibilidad de avistar otras especies aladas.
En una de las visitas, tuve la compañía de Víctor Marugán, de quien aparecerán algunas instantáneas.
CHARRÁN PATINEGRO / STERNA SANDVICENSIS / TXENADA HANKABELTZA
Empezaremos por una de la rarezas, que todavía no ha aparecido en este blog, el Charrán bengalí, que lleva varias semanas aquerenciado en la desembocadura de la mencionada ría.
No ha sido fácil conseguir alguna imagen cercana. Han sido necesarias varias visitas, para captar las que aquí se muestran.
En una primera observación se encontraba hundido en una vieja línea de raíles de hierro, donde reposaba.
CHARRÁN BENGALÍ / STERNA BENGALENSIS
Hubo que esperar un buen rato, hasta que decidió cambiar de posición e instalarse con el resto de ejemplares alados, con los que ha decidido asociarse: Charranes patinegros, Gaviota reidoras, y alguna Gaviota cabecinegra, con la que ha entablado una buena amistad.
En el grupo parece que reina la armonía, pero…
…hasta en las mejores familias puede haber discusiones, aunque en este caso, en que la disputa era por el posadero, no pasaron a mayores…
Los Charranes patinegros eran los más ruidosos, oyéndose sus chirridos a larga distancia.
Todos los inviernos, suelen invernar en el dique de Tarnos un grupeto de Correlimos oscuros. Con un poco de paciencia, y esperando la marea baja, es posible tenerlos muy cerca.
Este Correlimos tan característico, tiene hábitos bien distintos a otros limícolas. Siempre al borde de la rompiente de las olas, rebusca incansable entre las grietas y fisuras de las rocas, incluyendo cualquier acrobacia que les permita hacerse con pequeños invertebrados, insectos y moluscos, que son la base de su alimentación.
En los márgenes del Adour, no es dificil dar con alguna Gaviota sombría, como la que aparece en el siguiente cuadro, algo recelosa ante la presencia de sus observadores.
El Gavión atlántico es la mayor gaviota europea, con una envergadura alar que puede llegar a 1,70 mts. Este efectivo adulto, reposaba en la margen izquierda durante la marea baja.
LARUS MARINUS / KAIO BELTZA / GAVIÓN ATLÁNTICO
De carácter altivo y agresivo, aquí posa con porte orgulloso, mostrando su poderío.
En el mismo roquedo, pudimos contemplar otro efectivo de la especie, un espléndido 2º invierno, que se mantuvo un buen rato frente a nosotros
En las siguientes imágenes, incluimos la ceremonia de despegue de este formidable mocetón. Con el despedimos esta crónica, sobre lo observado en las orillas del Adour.
LARUS MARINUS / KAIO BELTZA / GAVIÓN ATLÁNTICO
Pues si, los resultados que aquí nos traes demuestran que para algunas especies es muy necesario ser perseverantes y que al final con esa aptitud se consiguen avistar las especies esquivas o las rarezas, pero también disfrutar de otras aves más comunes o confiadas
ResponderEliminarUn abrazo
Javi
Lógicamente, las rarezas deslumbran más, pero no pierdo de vista a las especies habituales, ya sean residentes o invernantes. Todas tienen su interés..
ResponderEliminarUn abrazo
Alfredo
Hola Alfredo. Estoy totalmente de acuerdo en que a las especies habituales no se les puede perder de vista. Enhorabuena por vuestro ojo con las gaviotas y charranes. Las fotos son espectaculares. Enhorabuena. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Jose, por tu comentario. La aparición de rarezas nos saca un poco de la monotonía de las especies habituales, pero son estas últimas las que sostienen la vida ornítica en el día a día.
ResponderEliminarSaludos
Alfredo